El Piso Pélvico: ¿es el mismo en hombres y mujeres?
El “piso pélvico” se menciona frecuentemente en temas relacionados a la salud femenina como: la incontinencia urinaria y el prolapso genital; y se hace énfasis en realizar ejercicios para fortalecerlo. Pero, ¿qué tanto conocemos sobre el piso pélvico, cuál es su función, existe también en los hombres y de ser así, cuál es el papel que cumple en ellos?
¿Cómo está conformado el piso pélvico?
El piso pélvico es una estructura conformada por un conjunto de músculos y ligamentos que se encuentra localizado en la parte baja de la pelvis, tanto en mujeres como en los hombres, sirve como cierre de la pelvis en su parte inferior, a la vez que le da soporte a los órganos que ocupan la pelvis: vejiga, uretra, recto en ambos sexos, útero, ovarios y vagina en la mujer, la próstata y vesículas seminales en el hombre. Estos músculos están dispuestos en diferentes niveles de profundidad, a modo de hamaca en forma de “U”, un plano perineal superficial, un plano medio o diafragma urogenital y el plano profundo o diafragma pélvico, cada uno de los cuales ejerce funciones específicas en el mantenimiento de la función urinaria, genital y rectal. El músculo más importante se llama elevador del ano y en realidad está compuesto por varios grupos musculares diferentes: ileococcígeo, pubococcígeo y puborectal. En su parte anterior hay aperturas para la uretra y el canal vaginal (mujer), y para el recto en la parte posterior.
Funciones del piso pélvico
El piso pélvico cumple su función de soporte y estabilización de fuerzas en estado de reposo. Acompaña de forma pasiva el trabajo de otros grupos musculares como el diafragma abdominal durante la respiración, y los músculos paravertebrales y de la pared anterolateral del abdomen, dando estabilidad al tronco durante la bipedestación y la marcha. Pero las funciones más interesantes las cumple al contraerse, pues se horizontaliza, elevándose, lo que conduce a modificaciones en los ángulos entre la uretra y la vejiga, o entre el ano y el recto, ayudando en la continencia urinaria y fecal bajo control voluntario. Igualmente, cumple un papel fundamental durante el coito, facilitando en las mujeres la amplitud y elongación vaginal para la acomodación peneana, y en hombres contribuye a la estabilidad y erección peneana. Su contracción también favorece el aumento del tono esfinteriano, evitando los escapes accidentales de orina, o de los gases o heces durante el aumento de la presión abdominal al hacer esfuerzos, toser o estornudar.
Diferencias anatómicas entre el piso pélvico femenino y masculino
La pelvis femenina tiene una forma ligeramente diferente a la masculina, está arqueada hacia delante y es más amplia, siendo la cavidad y los diámetros intrapélvicos mayores que en el hombre, lo que permite la acomodación del útero gestante. La pelvis masculina, en cambio, es mucho más estrecha y elongada. En la mujer, el complejo muscular del elevador tiene una apertura más amplia para dar paso a la vagina y uretra en su parte anterior y la disposición y densidad de fibras musculares es menor que en los hombres. Esta apertura se conoce como hiato urogenital. La conformación muscular y la función de los músculos perineales superficiales es diferente en cada sexo. El músculo bulbocavernoso en el hombre es plano, rodea el segmento bulbar de la uretra y termina extendiéndose hacia los cuerpos cavernosos, de forma envolvente, favoreciendo la erección y la eyaculación. En la mujer rodea el canal vaginal, y termina en el clítoris, favoreciendo su erección y el orgasmo femenino.
La anatomía y la función se ajustan en ambos sexos con diferencias en relación a la conformación de los órganos y al papel que cumplen en el mantenimiento de las funciones urinaria, sexual e intestinal.